Las relaciones entre los Estados Unidos de América y la República Bolivariana de Venezuela llevan años en una tensa calma que se terminó de deteriorar en el año 2019 luego que Juan Guaidó se autoproclamara Presidente Interino y el gobierno del entonces Presidente Donald Trump lo reconociera como el mandatario de la nación, junto a otros países del mundo entre ellos varios de América Latina, por considerar que Maduro cometió fraude electoral.
La reacción de Nicolás Maduro fue inmediata. Desde el “balcón del pueblo” en el Palacio de Miraflores, sede del Poder Ejecutivo, le dio plazo de 72 horas a la delegación estadounidense de abandonar el país por lo que calificó en ese momento como “intervensionismo, golpismo e imperialismo”.
“Hoy se comieron la luz por eso anuncio…como presidente constitucional, jefe de Estado y jefe de gobierno, en cumplimiento de mis funciones que juré respetar y hacer respetar, que Venezuela rompe relaciones diplomáticas, políticas y económicas con el gobierno imperialista de Estados Unidos”, dijo ese 23 de enero de 2019 con la misma vehemencia característica del discurso chavista de las últimas dos décadas.
Los últimos representantes abandonaron la sede diplomáticas en Caracas en marzo de ese 2019. Desde entonces cualquier venezolano que necesita hacer diligencias migratorias estadounidenses, sobre todo solicitud de visa, debe viajar a Bogotá capital de Colombia donde queda la sede de la Oficina Externa de los Estados Unidos para Venezuela.
Desde abril del 2019 Estados Unidos aplicó una serie de sanciones entre las que incluye un embargo que impide a Venezuela negociar su crudo en el mercado mundial.
A partir de entonces Maduro recibió un fuerte apoyo por parte de Rusia para poder seguir exportando petróleo a pesar de las sanciones norteamericanas.
A tres años una picadita de ojo y un bulo
El tiempo pasó. La invasión de Rusia sobre Ucrania impactó el mercado petrolero y las relaciones entre ambos países en el hemisferio occidental se deshielan. El presidente Nicolás Maduro reveló que el primer fin de semana de marzo de este 2022 se reunió con una delegación de funcionarios del gobierno de Joe Badin en el propio Palacio de Miraflores. Describió la reunión como “respetuosa, cordial y muy diplomática”.
La Casa Blanca también confirmó el encuentro a través de la Secretaria de Prensa para ese momento Jen Psaki. “El propósito del viaje que realizaron los funcionarios de la administración fue discutir una variedad de temas que incluyen ciertamente energía, seguridad energética”, declaró.
Psaki informó que la delegación también habló sobre la situación de ciudadanos y residentes estadounidenses detenidos por el gobierno de Maduro, entre los cuales hay seis ejecutivos de Citgo arrestados en Venezuela en 2017. Pero enfatizó que las conversaciones sobre energía y el destino de los detenidos son “conversaciones separadas”.
En ese momento circuló una “noticia confirmada” a través del whatsapp en la que se informaba entre otros supuestos acuerdos, la “apertura de la embajada de Estados Unidos en Caracas”, lo cual resultó falso porque ningún vocero de ambos gobiernos informó al respecto.
Lo único concreto de ese encuentro fue la liberación de uno de los exgerentes de Citgo Gustavo Cárdenas ciudadano estadounidense detenido en Caracas desde 2017. La exclusión de la lista de sancionados del Departamento del Tesoro de Carlos Erick Malpica Flores, extesorero de Venezuela y sobrino de Cilia Flores primera dama de la república. Además de la extensión del permiso de la trasnacional estadounidense Chevron para operar en el país pero sin perforar, ni exportar petróleo de origen venezolano.
Business to business… pero sin emabajada
A finales del mes de junio una vez más una representación del gobierno de Estados Unidos conformada entre otros por el embajador para Venezuela con sede en Bogotá, James Story, se reunió con el presidente Nicolás Maduro. También participó Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental.
Un encuentro que se realizó a pesar de que Nicolás Maduro no fue invitado a la Cumbre de las Américas, en Los Angeles entre el 6 y el 10 de junio porque no “es ejemplo de gobernanza democrática”, según Ned Price portavoz del Departamento de Estado.
En esta ocasión volvió a circular la falsa información de la activación de la embajada de Estados Unidos en Caracas. El Globo News, un portal web de noticias con sede en el Condado Miami Dade en Florida, Estados Unidos, publicó una nota en la cual informó: “existe un posible acuerdo para el retorno de la embajada estadounidense a Caracas y restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países”.
El encargado de desmentir esta nota fue el mísmisimo embajador James Story en la cuenta de twitter @usembassyve donde publicó una frase muy corta: “Aunque nos encantaría volver a Venezuela no hay planes todavía”.
“Pienso en abrir la embajada en Venezuela de una forma diaria, porque se que para nosotros estar en Venezuela sería un logro para el pueblo venezolano…ahora bien, todo depende de ese diálogo, hasta dónde van ellos a hacer los cambios necesarios para que podamos pensar en regresar a Venezuela”. Estas palabras las expresó Story el 26 de agosto de 2021 en un programa semanal que transmite por sus redes sociales denominado Aló Embajador.
Eran otros tiempos. Hoy el diálogo, al menos de manera pública, está estancado y México es solo un recuerdo.