La manipulación informativa con interés xenófobo ha sido una constante en los tiempos de diáspora venezolana. Desde fotos de actores y actrices de cine para adultos, puestos a rodar para referir éxitos científicos o sociales de venezolanos en el exterior -lo cual minimiza los verdaderos logros de estos-, hasta material xenófobo con adjetivos tales como “veneco”, entre otros.
Este domingo, en Brownsville, estado de Texas, Estados Unidos, migrantes que se encontraban en una parada de transporte cercana a un centro de refugiados convertido en una instancia accidental de atención al migrante, fueron embestidos por un vehículo que a toda velocidad los arropó, causando una tragedia con saldo de nueve muertos y por lo menos 10 heridos.
En medio del incidente, circularon en Twitter videos y expresiones emotivas de apoyo y rechazo a las víctimas. En el interín, también circularon bulos de naturaleza mal intencionada, entre estos, un texto que atribuía declaraciones de Tony Blair en contra de supuestas conductas de venezolanos.
El falso reporte, con palabras que nunca ofreció el ex primer ministro del Reino Unido, también había sido desmentido por el Observatorio Venezolano de Fake News en 2019.

Lo que llama poderosamente la atención es que en un ambiente cargado de opiniones, en el cual es proclive la exacerbación emocional hacia una u otra dirección del debate, un usuario, en este caso uno que funciona como una suerte de -cyborg- puesto allí para caldear e irrumpir en un espacio de indignación, frustración e ira colectiva, haciendo uso de un bulo, haya intentado producir resentimiento, pescando en río revuelto sobre una tragedia de origen multifactorial.
En la tónica de lo expresado en el tuit, algunos usuarios dieron opiniones desfavorables a las víctimas. Pero, tal cual como se ha indicado en el OVFN, una cosa es la expresión legítima de una persona, quien, errada o no, critica o cuestiona en redes algo en la palestra pública y otra, muy distinta, es poner en boca de un personaje palabras que nunca emitió, buscando exacerbar el ecosistema de conformación de opinión pública, con falseadas realidades, en las cuales algunos engañados pudieran pronunciarse sobre lo falso de origen, reforzando o contrariando hechos que no tuvieron lugar.
La responsabilidad como emisor, que tenemos los ciudadanos desde nuestras plataformas, debe llevarnos a evitar comentarios que recarguen a otros de emociones básicas, conducentes a una radicalización de la defensa territorial -nacionalismo extremo- o que puedan conllevar a xenofobia en una u otra dirección.
En redes, la comunicación también puede adquirir características de espacio para linchamientos colectivos, para conductas de hombre-masa, similares a las que en el mundo físico ocurren en momentos de crispación por crímenes, tragedias, desastres naturales o siniestros accidentales o provocados. El llamado es a la calma y al rescate de emociones resilientes y elevadas en el ser humano, tales como la empatía y la solidaridad con las víctimas.