La comprensión de la desinformación en materia de violencia de género requiere una aclaratoria de ambos conceptos. Vamos a asumir como desinformación, por una parte, la falta u omisiones de información y, por otra parte, la información falsa que se coloca en el espacio público sobre la temática. Ésta, a su vez, puede trasmitirse pensando que es verdadera debido al desconocimiento, al manejo de un marco interpretativo reductor, o a una intención de manipular, hacer daño a terceros o mantener el statu quo.
La “violencia de género” es un fenómeno que suele asociarse solo con la violencia contra las mujeres, pero, en realidad, hay violencia de género cuando se menoscaba el derecho a una vida libre de violencia a las personas por su condición de género, sea mujer, hombre o no binario. Sin -embargo, la violencia de género contra la mujer es el tema más colocado en el espacio público por su magnitud registrada. Por ello, en abril de 2007 entró en vigencia en Venezuela la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LODMVLV) y el 25 de noviembre de 2014 (Gaceta Oficial N° 40.548), se reformó, y se incluyó el tipo penal de femicidio.
La violencia más conocida es tanto la física como la sexual,sin embrago, hay aspectos de éstas que no se registran por ser menos tangibles. La primera incluye lesiones al cuerpo, sean estas visibles o no; y la segunda encierra todo comportamiento que intimide, amenace o vulnere el derecho de las personas a decidir voluntaria y libremente el ejercicio de su sexualidad, en cualquiera de sus expresiones y no solo como el acto sexual.
A la violencia física y sexual se suman otras formas de violencia que podemos resumir, agrupando diversas clasificaciones (ONU, 1995; PNUD, s.f.; Porras, L. y Molina, S., s.f y la LODMVLV) de la siguiente manera: psicológica, considerando toda conducta u omisión intencional que genere daño emocional y/o disminución de la autoestima de la víctima y conlleven a la imposición de los deseos del victimario, la sumisión de la víctima, su desvalorización, su descrédito y el perjuicio ante la opinión pública; patrimonial y económica, que incluye toda acción u omisión tanto en el ámbito público como en el privado, encaminada a limitar el acceso a los bienes y recursos económicos a los que las mujeres tienen derecho; institucional, ejercida por las autoridades o el personal de instituciones públicas o privadas en sus funciones con acciones u omisiones que tengan como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a servicios de calidad y empleos justos, así como la imposición de prácticas sin su consentimiento y; por último, mediática, entendida como toda acción u omisión en la exposición y representación que se hace de la mujer, niña o adolescente a través de cualquier medio de difusión, cuyo significado simbólico refuerza imágenes y roles estereotipados de infravaloración o contribuye a la invisibilización de sus potencialidades y logros.
Entre los actores que ejercen el periodismo y los líderes de opinión en las redes sociales existe desconocimiento sobre los diferentes tipos de violencia, muchas de las cuales no son reconocidas como tales. Gran parte de las audiencias tampoco las reconocen e incluso algunas son motivo de burlas. Es así, como pasa por normal que las personas revisen las carteras o celulares de sus parejas, que les controlen las finanzas, que no se les otorgue un ascenso merecido, aludiendo a debilidades estereotipadas.
En el espacio público se manejan cifras de los hechos más objetivables de violencia de género contra las mujeres que llegan a ser denunciados, como la violencia física con secuelas evidentes, las violaciones y los femicidios. Estas cifras, sin embargo, no reflejan la realidad ya que no todos los hechos ocurridos son denunciados. La principal razón por la cual no hay denuncia es porque se naturaliza la violencia, los hechos ocurren en el ámbito privado y están involucrados, en buena parte de los casos, personas cercanas a las víctimas. Por ejemplo, las cifras del Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz reflejan que del 1 de enero al 30 de noviembre de 2021 hubo 256 femicidios registrados en Venezuela y, de ellos, en el 34,8 % de los casos hay vínculos de parejas y exparejas; en el 13 % no existía relación familiar, pero se trataba de conocidos, vecinos, amigo o relación laboral, y en el 4,3 % el agresor era miembro de la familia de la víctima (padre, padrastro, hermano, hijo, hijastro o primo). Las cifras de estos hechos objetivables de violencia no se pueden presentar como la violencia existente, sino como la registrada, so pena de caer en falsedades y distorsionar la realidad. Estas cifras se construyen triangulando información de oenegés ya que no existe un sistema de datos oficiales de violencia de género contra las mujeres (Cepaz, 2021, Daniels Pinto 2022)
Otra forma de falsear la violencia de género contra las mujeres es presentándola como un suceso, ya que ésta, incluyendo la violencia menos visible como la institucional, económica-patrimonial, mediática y psicológica, no es algo puntual, algo que ocurre por estar en el lugar y el momento equivocados o con la persona errada. Es el resultado de un proceso histórico de socialización que naturaliza una relación de dominación basada en la infravaloración de la mujer. Tratar esta violencia como suceso impide comprenderla en su complejidad y, por tanto, limita su abordaje preventivo.
Lamentablemente, la insuficiencia de datos existente sobre la violencia de género contra la mujer y los marcos limitados de análisis de quienes ejercen influencias sustantivas en el espacio público conforman un fenómeno de desinformación y representan barreras para avanzar en la igualdad de género. Es necesario generar estrategias de reflexión crítica e interpelación del oficio periodístico con el fin de combatir la desinformación sobre las distintas modalidades de violencia hacia las mujeres. También hay que comenzar por casa, reflexionando y actuando críticamente ante lo que los medios de comunicación y las redes sociales colocan en el espacio público.
Es fundamental que se reconozca la desinformación sobre la violencia de género contra las mujeres como un problema colectivo, a fin de facilitar la formulación de políticas que les permita una vida libre de violencia.
Referencias
Carrasco, G (2019) Manual para la producción de contenidos con enfoque de género para periodistas y medios de comunicación venezolanos. Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (AVESA) y Aliadas en Cadena. Disponible en: https://avesawordpress.files.wordpress.com/2019/08/por-nosotras_manual-periodistas.pdf
Cepaz (2021) Monitoreo de femicidios en Venezuela. Disponible en: https://cepaz.org/noticias/de-enero-a-noviembre-de-2021-hubo-256-femicidios-consumados-en-venezuela/
Daniels Pinto, A. (2022) Mitos y realidades de la violencia contra la mujer en Venezuela. Disponible en: https://cepaz.org/wp-content/uploads/2022/02/Mitos-y-realidades-de-la-violencia-contra-la-mujer-en-Venezuela.-Libro.pdf