Sea del lado ruso o ucraniano, muchos vídeos falsos han sido compartidos por los internautas en las redes sociales, decenas de imágenes reflejan cómo supuestamente evoluciona el conflicto, avances y retrocesos de los ejércitos según convenga al relato, así como conmovedores imágenes de sobrevivientes. Sin embargo, a veces se trata de videos de años anteriores, montajes o localizaciones que no tienen relación con los dos países. En este texto se analiza como la invasión rusa a Ucrania tiene un importante metarelato de desinformación y bulos.
A mediados del siglo pasado se solía decir que los rusos también juegan. Aunque la frase nació en el Mundial de Fútbol de 1958 como respuesta irónica del jugador brasileño Garrincha al planteamiento táctico de su entrenador, se convirtió en un chascarrillo de la política en el contexto de la Guerra Fría. Hoy es perfectamente aplicable a lo que ocurre en Ucrania de donde llegan sobre todo historias sobre la guerra, porque si algo quedó claro después del fracaso militar de Estados Unidos en Vietnam es que las guerras se pueden ganar o perder en la opinión pública y la imposibilidad de construir un relato que justifique una intervención militar o que ofrezca argumentos sólidos que permitan darle sentido a los muertos y costos de la operación, hace muy cuesta arriba el logro del objetivo.
Amañar la verdad, caminar al borde de la mentira, manipular, desinformar son parte del arsenal que se tiene en cualquier conflicto, sea bélico o político. Lo sabe Vladímir Putin, pero también lo sabe Volodímir Zelenski. Así que mientras continúa la invasión rusa de Ucrania, los combates y los asedios a las ciudades, también se libra una dura batalla en las redes sociales que comenzó con la estrategia informativa puesta en marcha por Vladímir Putin para justificar su entrada en la guerra.
Para sustentar la tesis de una Rusia atacada por Ucrania, montajes, puestas en escena, descontextualizaciones intentan confundir a la opinión pública para crear la idea de una Rusia víctima de los ucranianos. Por ejemplo, un video muy difundido que muestra a varios soldados avanzando sobre el terreno en un vehículo blindado con una leyenda que indica que se trata de ucranianos en territorio ruso, cuando en realidad la escena tiene lugar 180 kilómetros más al sur. “Estos hechos se restablecieron gracias a la investigación de expertos en código abierto, como el colectivo Bellingcat”, señala France Press, en un texto sobre la importancia de la desinformación en la invasión.
Estos contenidos son difundidos por los medios de comunicación oficiales, como la agencia Tass, y los medios rusos y transnacionales Sputnik y RT. Según el organismo ruso de control de las telecomunicaciones e Internet, Roskomnadzor, están obligados a usarlos bajo pena de sanciones y el eco trasciende mucho más allá de los países en pugna; sirve para dar argumentos a los partidarios en el mundo entero que generan conversación orgánica en redes sociales.
El lado correcto de la historia
Pero ya sea del lado ruso o ucraniano, muchos vídeos falsos han sido compartidos por los internautas en las redes sociales. Por ejemplo, un vídeo de 12 segundos que supuestamente muestra un ataque de la ciudad de Mariupol en el este de Ucrania es en realidad una tormenta eléctrica en la ciudad rusa de Volzhsk ocurrida en junio de 2021, como comprobó la agencia EFE.
Decenas de imágenes reflejan cómo supuestamente evoluciona el conflicto, avances y retrocesos de los ejércitos según convenga al relato, así como conmovedores imágenes de sobrevivientes. Sin embargo, a veces se trata de videos de años anteriores, montajes o localizaciones que no tienen relación con los dos países.
Con inteligencia humana y artificial (bots) promueven intereses económicos, políticos o ideológicos y si bien la maquinaria desinformativa rusa de desinformación es tan reconocida como su poderío nuclear, el hecho es que Ucrania ha demostrado moverse bien en ese tablero.
“Puede que no todas estas historias sean ciertas, pero aquí se trata más de ilustrar la guerra y hacerla comprensible que de difundir una propaganda estructurada”, explicó a DW, Matthias Kettemann, investigador de medios de comunicación del Instituto Hans Bredow.
Tanto en el caso ruso como en el ucraniano hay un intento de simplificar el relato y convertirlo en una lucha entre buenos y malos; débiles y poderosos; algo que Zelensky ha trabajado muy bien. Ayudado también por lo inverosímil del relato de Putin, el presidente ucraniano ha sabido cautivar no solamente a sus connacionales, sino al mundo occidental, al punto que muchos reconocen que lo que está en juego va más allá de la independencia ucraniana.
Convencer de que se está del lado correcto de la historia va más allá de la veracidad de los hechos narrados. Es de vital importancia para las partes en conflicto que la opinión pública reconozca que le asiste la razón y que el rival es cada día más débil. Eso será clave para mantener la moral de los partidarios y para los acomodos que vendrán una vez superada la etapa de confrontación bélica.