Investigar el crimen organizado en periodismo

“Una marca multinacional de ropa que utiliza trabajo forzado en sus fábricas. Una estatua del siglo XI que fue extraída de un templo, traficada al exterior y vendida a un museo por millones de dólares. Una banda que hackeaba cajeros automáticos para robar los datos de las tarjetas de crédito y retirar dinero de las cuentas de turistas. Una masacre relacionada con el tráfico de drogas que resultó en cientos de desaparecidos”, indica la introducción a la Guía de la Global Investigative Journalism Network (GIJN) para investigar el crimen organizado, para referirse a algunas de las investigaciones periodísticas recientes sobre el crimen organizado.

El crimen organizado no tiene una definición oficial en el sistema jurídico internacional, pero la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por su siglas en inglés) define qué es un grupo criminal organizado en la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional (Untoc, por sus siglas en inglés), suscrita en Palermo, Italia, el 15 de noviembre del 2000 y en vigor desde el 29 de septiembre de 2003.

“Por “grupo delictivo organizado” se entenderá un grupo estructurado de tres o más personas que exista durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la presente Convención con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden material”, establece el numeral a del artículo 2 de la referida Convención.

Guía para periodistas

Entre julio y octubre de 2021, un grupo de ocho periodistas expertos en distintos tipos de crimen organizado y una profesora universitaria elaboraron los nueve capítulos que conforman la Guía para investigar el crimen organizado editada por la GIJN, cuyo contenido está disponible en inglés, español y portugués.

Los primeros ocho capítulos se enfocan, cada uno, en un tipo de delincuencia organizada: lavado de dinero, tráfico de drogas, ciberdelitos, desapariciones forzadas, trata de personas, tráfico de armas, delitos ambientales y tráfico de antigüedades. El noveno y último capítulo explica cómo operan los Estados mafiosos y las cleptocracias en los distintos tipos de crimen organizado.

Paul Radu, cofundador del Organized Crime and Corruption Reporting Project (Occrp), es el autor del primer capítulo. “Cuando se investiga el crimen organizado y la corrupción de alto nivel, es crucial entender cómo los criminales estructuran sus empresas e identificar los errores que cometen”, dice a manera de premisa básica. Radu explica en su texto cómo funcionan los planos financieros del crimen a través de compañías offshore, testaferros, bancos, contratos y cuentas de cobro falsas. Luego ofrece consejos y herramientas para desenredar las finanzas del crimen organizado.

Sobre el tráfico de drogas Steven Dudley, codirector y cofundador de InSight Crime, recomienda a los periodistas comenzar sus investigaciones sobre este tipo de delito organizado haciéndose tres preguntas clave: ¿quiénes son las fuentes? ¿Cómo investigas? ¿A dónde vas? “En todos los casos, procede con cautela: los datos sobre tráfico de drogas, en especial las incautaciones, te dan solo una pequeña parte del panorama”, advierte el autor, quien al final del capítulo ofrece cinco consejos y herramientas

Ciberdelitos, desapariciones forzadas y trata de personas

Kate Fazzini, periodista tecnológica de la cadena de televisión estadounidense CNBC y especialista en ciberdelito e investigación en la Dark Web, explica que la ciberdelincuencia es la actividad criminal que se comete en el ámbito digital. “Desde el tráfico de pornografía infantil, hasta un banquero que cambia la clave del cajero de un cliente y extrae dinero de manera ilegal, o el robo de código fuente, caen en esta categoría”, dice la autora, para referirse a algunos de los tipos de delitos cibernéticos. En su capítulo de la guía da valiosos consejos y herramientas.

La desaparición forzada de personas no es solo uno de los delitos del crimen organizado, sino un crimen de lesa humanidad. Marcela Turati, periodista de investigación sobre la guerra contra las drogas en México y cofundadora del proyecto periodístico Quinto Elemento Lab y del sitio web ¿A dónde van los desaparecidos?, ofrece una amplia lista de fuentes y recursos útiles para investigar desapariciones forzadas. “La desaparición de personas beneficia a los delincuentes de muchas maneras y complica cualquier investigación”, apunta en su capítulo.

Martha Mendoza, reportera de Associated Press (AP) y una de las autoras de una investigación que reveló la esclavitud de personas detrás de la exportación de camarones en el sudeste asiático, es quien escribe el capítulo de la guía dedicado a la trata de personas. “Hay dos categorías básicas de tráfico de personas: la explotación sexual, que representa la mitad de los casos de tráfico humano, y el abuso laboral”, explica, para luego listar consejos y herramientas para investigar este delito.

Tráfico de armas, delitos ambientales y tráfico de antigüedades

Uno de los capítulos más extensos de la guía es el seis, dedicado al tráfico de armas. Lo escribió Khadija Sharife, periodista de investigación y editora senior para África del Occrp. “A diferencia del tráfico de drogas o personas que está prohibido en todas partes, puede pasar inadvertida la triada conformada por los secretos financieros, las armas y los delitos ambientales, como el tráfico de madera o la caza furtiva de fauna salvaje que ocurren en muchos casos”, apunta.

Y sobre delitos ambientales escribe Toby McIntosh, asesor senior del Centro de Recursos de la GIJN. Además de ofrecer fuentes, consejos y herramientas para investigadores, McIntosh resalta la importancia de tener en cuenta la relación entre el crimen organizado y el cambio climático. “Los delitos ambientales aceleran el cambio climático. El más notable es la tala ilegal de árboles, que acelera la deforestación”, advierte.

Donna Yates, profesora asociada del Departamento de Derecho Criminal y Criminología de la Universidad de Maastricht y miembro del Trafficking Culture Project, una iniciativa que monitorea, analiza e investiga el crimen organizado en las Américas, escribió el octavo capítulo de la guía, dedicado al tráfico de antigüedades. “Es imposible poner un precio al valor del tráfico de antigüedades. Los verdaderos daños sociales están relacionados con la pérdida de cultura e identidad, que es consecuencia de la destrucción de un patrimonio compartido”, contextualiza.

Esta guía de la GIJN finaliza con una descripción de las principales características de los Estados mafiosos y las cleptocracias, en el noveno capítulo elaborado por Drew Sullivan, fundador del Occrp. “Cuando hablamos de “estados mafiosos”, nos referimos a gobiernos que de por sí son empresas criminales. Las personas que los dirigen tienen las manos metidas en todo y sustentan su control en la violencia. De ahí que están asociados con la mafia”, define Sullivan, para después explicar que las cleptocracias, en cambio, “se consiguen en todos los lugares donde no hay una democracia fuerte”.

Referencias

-Global Investigative Journalism Network (2022). La guía de GIJN para investigar el crimen organizado. 15 de febrero. [Documento en línea]. Disponible en: https://gijn.org/2022/02/15/espanol-guia-crimen-organizado/

Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y Sus Protocolos. (2004). [Documento en línea]. Disponible en: https://www.unodc.org/documents/treaties/UNTOC/Publications/TOC%20Convention/TOCebook-s.pdf

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