La gestión de información es uno de los focos de los partidos políticos, interesados en investigar, mediante manejo de herramientas tales como el big data, los comportamientos, preferencias, intereses de los potenciales votantes.
Los patrones, tendencias, asociaciones pueden servir para identificar rasgos, conductas, comportamientos que son segmentados por edad, por clases sociales, entre otros. Una vez que la herramienta logra identificar estas tendencias, es posible incidir en el pensamiento de los electores, con propaganda dirigida a cada grupo.
El conocimiento, los datos, son necesarios para comprender qué necesidades, anhelos, deseos tiene cada grupo elector. Como todo, las herramientas pueden llevar a grandes y nobles propósitos, pero también a perversiones de la comunicación, tales como el engaño, la manipulación y la mentira.
En la construcción de la batería de mensajes que va dirigido a convencer a un potencial elector, la inteligencia artificial ha supuesto retos, promesas, impacto en lo educativo, cultural, económico y laboral. Las implicaciones en la propaganda política apenas son pensables. Las nuevas tareas de esta herramienta dependen, por supuesto, de las preguntas que los usuarios se van haciendo en función de cómo aplicarla para ciertos fines.
En años recientes, se ha visto el uso del deep fake para recrear el uso de ciertas imágenes de personajes públicos, en función de crear en las audiencias atribuciones inexistentes, de convencer sobre que alguien dice qué en determinado momento. Pero esta tecnología no solo ha funcionado para falsear ideas o usurpar usuarios. En Corea del Sur, por ejemplo, Yoon Suk-yeol, quien en 2022 era candidato presidencial del Partido Poder Popular de Corea del Sur, utilizó tecnología de fotomontaje ultrarrealista para corregir algunas de sus fallas como vocero de su propio discurso, vendiendo su imagen ”mejorada”, a través de esta herramienta de machine learning. El aspirante resultó electo en 2022 y hoy es presidente de esa nación.
La investigación, la innovación, prestada a reforzar algunas preferencias políticas y hacer ver a un candidato más simpático para algunas audiencias. ¿Realidad o ficción? ¿Se elige a la persona o al avatar consensuado por el equipo de campaña? Dilema pendiente. Lo que sí podría afirmarse, es que en esas piezas de publicidad política de Corea del Sur, las emociones, errores, guiños, gestos del personaje fueron filtrados en función de convencer al votante.
Ahora bien, el uso de la inteligencia artificial podría traer nuevas dudas. Algunos partidos, pueden, en función de su historia política, sus líderes, los vivos y los fallecidos, hacer mano de la inteligencia artificial para, basados en una legitimidad simbólica, poner palabras en boca de dirigentes ya extintos. Existe una leyenda en torno al Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar, sobre un supuesto triunfo en batalla contra los moros, ocurrido después de fallecido héroe español.
El uso de la imagen, mensajes y propaganda con los líderes ya fallecidos, puestos a circular a favor de una causa política que no llegaron a conocer en vida, no es nuevo. La imagen de Simón Bolívar, por ejemplo, ha sido común en la historia política venezolana, para crear una narrativa de nacionalismo, sobre la base de las glorias del Libertador. Películas, series de televisión, obras de teatro, recreación tras recreación, ha mantenido viva la historia de Bolívar, interpretada de acuerdo con la ideología a convenir por partidos de turno y echando mano de relecturas que sustenten ciertos intereses. El uso de la imagen de Hugo Chávez persiste en el mensaje oficialista, algunas radios de la provincia venezolana, retransmiten sus alocuciones frecuentemente, para mantenerlo con vida y darle a sus sucesores su capital político.
Pero, ¿qué sucede con el uso de la inteligencia artificial para seducir, atraer, captar la atención de electores, al momento de resucitar líderes de una determinada tolda?
A finales de agosto, el partido Acción Democrática puso a circular, oficialmente, un video que recreaba, con inteligencia artificial, al expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez, y que se hizo viral en redes. En el audiovisual, se le atribuía al ex mandatario un mensaje de espaldarazo a Carlos Prosperi, partiendo de un hecho real: sus críticas al candidato Hugo Chávez: “Hace 24 años advertí sobre el futuro oscuro que nos tocaría vivir si los que hoy nos gobiernan llegaban al poder”; señala, para luego incorporar la idea de su supuesta preferencia actual, post mortem: “En los próximos meses se elegirá quien deba tener las mejores condiciones para ser presidente de Venezuela. Por esto manifiesto mi total apoyo a Carlos Prosperi. Caminen con él, joven talentoso, inteligente y buen amigo”.
No cabe duda de la posibilidad de que el mensaje haya tenido popularidad por lo singular de la estrategia, por el anecdotario político venezolano. La pregunta recae sobre los límites del uso político de la inteligencia artificial y sus aspectos éticos. Las interpretaciones sobre las supuestas elecciones post mortem de un personaje como Carlos Andrés Pérez, siempre serán eso, interpretaciones, nunca realidad, pero el andamiaje sobre los sesgos y el manejo emocional del deseo, calan profundo en el momento de hacer frente a la posibilidad de que tal mensaje haya tenido incidencia en quienes quieren creer en esa interpretación como trascendental voluntad, como extensión de la voluntad del líder carismático.
Se siguen, en el presente, construyendo posibles usos de la inteligencia artificial en la actual campaña política en Venezuela. Seguiremos analizándolo desde el Observatorio Venezolano de Fake News.