En 69 % se redujeron los medios impresos en la región central del país

Entre Aragua, Carabobo y Cojedes había 13 periódicos en 2010. Hoy solo circulan cuatro medios impresos, pero no diariamente

Juan Carlos encontró a Valencia muy diferente. Llegó en marzo de 2022 a su ciudad natal tras siete años de su migración a España. Durante su visita de tres meses muchas cosas le han sorprendido, pero a lo que aún no se acostumbra es a ver el quiosco de la esquina de su casa transformado en venta de productos importados.

Los periódicos y revistas han pasado a un segundo plano. Parece no importar. No existen las tertulias matutinas de vecinos que acostumbraban a tomarse un café mientras comentaban las noticias que leían en las primeras páginas. Eso se extinguió en Carabobo como consecuencia de la política de exterminio de medios de comunicación emprendida desde el Ejecutivo, y solo circulan, algunos días a la semana, dos de los cinco periódicos que existían.

Este no es un panorama inédito de ese quiosco ubicado al norte de la ciudad de Valencia. Se repite en toda la entidad y más allá. En Aragua, las ventas de periódicos también se han diversificado y en las exhibiciones de los quioscos se ven solo dos medios impresos de cinco que había en ese estado, en un espacio que se comparte con alimentos. Mientras que en Cojedes los quioscos están extinguidos porque no hay nada qué vender. En ese estado no sobrevivió ningún periódico.

Esas páginas, la mayoría en blanco y negro, con su olor característico a tinta que podían manchar los dedos, eran la ventana informativa más cercana que tenían las comunidades que ahora están, no solo en pleno desconocimiento de lo que sucede al no contar con conexión a internet estable para visitar portales, sino que no tienen dónde denunciar los problemas que les aquejan.

De acuerdo con el índice global Speedtest, durante el mes de abril de 2022, Venezuela estuvo en la casilla 141 de 142 naciones analizadas para las conexiones móviles, como consecuencia de su promedio de velocidad de descarga ubicado en 5,36 mbps, y en el puesto 153 de 181 países estudiados respecto a su banda ancha fija, con 9,28 mbps.

Los reportes del observatorio Fing Internet Alert son claros. Las fallas relevantes y mayores de internet son reiterativas en el centro del país. Solo el 11 de mayo se registraron tres en el servicio de Cantv que afectó a Aragua, Carabobo, Cojedes y otras entidades cercanas, por lapsos de entre 15 y 30 minutos.

El plan

En 2012 comenzó la presión ejercida a los medios impresos del país con la exigencia del gobierno de Hugo Chávez de gestionar una autorización a las instancias oficiales de comercio exterior para la compra de papel. Un proceso cada vez más engorroso que se consolidó con la creación del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM) como el encargado de importar y vender en Venezuela el papel prensa.

A partir de ese momento, los periódicos del país tuvieron que hacer ajustes. El Carabobeño eliminó sus suplementos de turismo y el deportivo. En 2014 pasó de cuatro cuerpos con 40 páginas, a dos cuerpos, se despidió del suplemento industrial y el médico, y se quedó con un único cuerpo de 24 páginas.

La migración de Juan Carlos en 2015 coincidió con la crisis, ya inocultable, del medio que siempre vio en la mesa de su casa. Con El Carabobeño se informaba de los resultados de los juegos de las grandes ligas y de la liga española de fútbol, y cada domingo tenía insertado el Suplemento Infantil con el que su hija mayor aprendió a leer.

En febrero de ese año, la directiva del periódico tuvo que tomar una muy dura decisión: cambiar su formato de estándar a tabloide para rendir el papel que tenían en almacén, ante la negativa del CEAM de venderle bobinas. Esa institución actuaba como brazo ejecutor del Ejecutivo y sacó de la lista de clientes al Diario del Centro que, en marzo de 2015 recibió el último cargamento y, un año después, las rotativas se pararon después de 83 años. No había nada que hacer sin papel.

Sin diarios en circulación

Carabobo, Cojedes y Aragua comparten una misma realidad: no hay periódicos con circulación diaria. Aunque lo intentó, El Clarín de La Victoria no pudo sobrevivir. Fue el primero en suspender sus operaciones en Aragua y dejar en silencio informativo a las comunidades del eje este del estado.

Le siguió El Aragüeño, que tras 46 años haciendo periodismo en la región tuvo que paralizar sus operaciones por falta de papel y otros insumos, en octubre de 2018.

Actualmente, solo se mantienen en físico El Siglo y El Periodiquito. El primero, tras circular todos los días con 36 páginas en cuatro cuerpos estándar, ahora solo lo hace con un cuerpo de ocho páginas en formato más pequeño porque el tipo de papel que consiguen es más angosto, y circula de lunes a viernes y solo a blanco y negro.

El Periodiquito también es otro. De 24 páginas se redujo a 16 y también circula únicamente de lunes a viernes.

Los habitantes de Cojedes quedaron progresivamente huérfanos de medios impresos. La Opinión cerró en 2015 por el encarecimiento de insumos, trataron de sortear la situación, pero no pudieron, y cerca de 100 trabajadores se quedaron sin empleo entre reporteros, correctores, fotógrafos, oficinistas, personal de limpieza, vigilantes y pregoneros.

En ese momento solo quedaba Las Noticias de Cojedes que contaba con 32 páginas que se redujeron a 24 y después a 16, y eliminó las páginas a color. Circulaba con muchas limitaciones, se minimizó la nómina y el 31 de mayo de 2018 dejó de circular.

En Carabobo, además del cierre de El Carabobeño que el 30 de septiembre de 2016 inició una nueva etapa con 17 ediciones de un semanario, tras adquirir a precios exorbitantes, El diario La Costa de Puerto Cabello cerró sus operaciones el 25 de enero de 2018.

La crisis para Notitarde fue diferente. En 2015 fue adquirido por inversionistas ligados al chavismo y muy cercanos a Francisco Ameliach, quien era gobernador en ese momento. La línea editorial cambió dramáticamente, perdió lectoría y credibilidad, pero tenían papel para imprimir a diario, hasta diciembre de 2016 que eliminó su suplemento La Costa que funcionaba como corresponsalía en Puerto Cabello.

En agosto de 2018 pasó a semanario y desde principios de 2021, Notitarde comenzó a circular dos veces a la semana hasta que, este año, aumentó su presencia y está en los quioscos los lunes, miércoles, viernes y domingo con 24 páginas.

Diario La Calle, también de Carabobo, más allá de crisis de papel ha enfrentado problemas económicos por el alza de los insumos, y ha reducido su presencia en el reporterismo. De 24 páginas ahora solo imprimen 16 y circula de lunes a viernes.

Las ediciones de Ciudad Valencia, Ciudad Maracay y Ciudad Cojedes no tuvieron presencia por mucho tiempo, todos cerraron.

Televisoras a menos

Cuando Juan Carlos se fue a España podía ver en su casa el noticiero de las informaciones regionales más importantes a través de la señal de DAT TV. Era el medio televisivo de Carabobo más visto por señal libre y cable. Contaban con equipos periodísticos, programas de opinión y entrevistas. Pero todo eso se acabó en 2017, cuando el Ejecutivo inició una persecución en contra de sus propietarios al señalarlos como autores intelectuales del asalto a la 41 Brigada Blindada en agosto de ese año.

Actualmente, con altos y bajos, sobrevive Ecovisión. Un canal de televisión de corte ecológico pero que no cuenta con los recursos técnicos ni humanos para producir un noticiero y no es un medio con penetración en las comunidades, por lo que su labor informativa es reducida.

En Cojedes, TRCentro y Cojedes Televisión no soportaron la crisis económica, pese a ser de línea editorial oficialista, y cerraron sus puertas. El estado cuenta con la señal de Digital Visión pero que suele ser muy intermitente.

Aragua tiene una realidad diferente en este sentido. Esa entidad siempre se caracterizó por tener excelentes televisoras con programas informativos de altura. Cuenta con las señales activas de TRV, TIC Televisión, TVS y TeleAragua. Las tres primeras tienen poco personal, por lo que sus operaciones son limitadas. Sus equipos periodísticos salen a cubrir solo algunas informaciones que son de interés de sus propietarios porque tienen severos problemas de recursos que impiden su movilización constante. Mientras que TeleAragua tiene mucha más solvencia financiera, pero actúa como un medio oficial.

Radios con señal de frecuencia limitada

La frecuencia de las emisoras de radios en Carabobo, Aragua y Cojedes, lejos de ser AM o FM, es limitada. Esa es la mayor característica impuesta por el cerco del oficialismo a través de Conatel.

Los exhortos, con tono claro de amenaza, de regular contenidos, censurar voceros y prohibir el uso de diferentes palabras que no contribuyen con la imagen del Ejecutivo, son la norma a cambio de la renovación de concesiones o la libertad de seguir operando aún con ese permiso vencido.

Juan Carlos se dio cuenta de esa situación por sí solo. Una tarde sintonizó el programa de opinión y entrevistas que solía escuchar antes de irse a España, y le sorprendió que la periodista, de gran trayectoria en Carabobo, no era la misma con sus preguntas afinadas a las que estaba acostumbrado. Y confirmó que no era casualidad que ninguno de los invitados eran políticos de oposición al hacerle seguimiento por una semana.

En la entidad, el problema no ha sido el cierre de emisoras, solo se ha reportado el de Carabobo Stereo en 2011. Pero la censura es cada vez más severa en los programas de corte de opinión que se transmiten, sobre todo, en los circuitos Unión Radio y FM Center.

Tampoco hay noticieros, solo avances informativos de notas de prensa que llegan de entes oficiales. Lo mismo ocurre en Aragua, donde la emisora con mayor proyección y cobertura es Victoria 103.9 FM, que mantiene programas de opinión en la mañana y se encarga del reporte vial del estado y de la ARC. Unión Radio también tienen algunos espacios de entrevistas, pero con las mismas limitaciones impuestas por la censura.

Una situación muy similar se vive en Cojedes. Ahí hay estaciones como Viva 96.9 Class 98.7, Moda 105.1, y la 96.9 FM que son las que permiten invitados para ser entrevistados, pero con restricciones y amenazas de Conatel.

Periodismo lleno de trabas

La nostalgia es evidente. Alexander Olvera era uno de los periodistas de Las Noticias de Cojedes cuando su cierre se hizo inevitable. Fueron días muy duros, llenos de incertidumbre y de un gran vacío que se ha prolongado durante estos cuatro años.

Él vive a dos cuadras de la que era la sede principal de este medio de comunicación y debe pasar casi a diario por ahí. “Es muy difícil porque en ese lugar luchamos por la libertad de expresión y lográbamos mantener a la gente informada”.

Tras apagar su rotativa, Las Noticias de Cojedes de ha mantenido en su versión digital, pero sin equipo reporteril. Solo se limitan a publicar lo que puedan y, en oportunidades, extrabajadores como Alexander que sigue activo en su labor, colaboran enviando informaciones.

En Aragua, aunque hay dos medios impresos circulando de lunes a viernes, al no tener el alcance de antes, la colectividad ha decidido informarse a través de las redes sociales de periodistas que siguen publicando en sus cuentas personales lo que sucede en la entidad, como Gregoria Díaz, quien recuerda con pesar cómo funcionaban antes los medios.

“Había más cobertura en todo el estado porque El Siglo, que era el diario más grande con y con más reporteros, tuvo corresponsalías en los municipios más importantes, incluso en Valencia y Caracas… El Aragüeño contaba con una plantilla extensa para todas las fuentes, al igual que El Periodiquito, incluso, los canales de TV regionales cubrían todo el estado”.

En la actualidad, en Aragua solo hay tres corresponsales nacionales, quienes se ha convertido en la principal fuente de información de los vecinos de esta entidad. “La gente revisa nuestras redes poque sabe que publicamos información al momento”.

Pero esto amplía mucho más la brecha de la desinformación por los severos problemas de conectividad que existen en el país. En el trabajo del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS-Venezuela) se citan los datos más actualizados de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que indican que en el último trimestre de 2020 en Venezuela había 15 millones 557 mil 180 usuarios del servicio de internet, un descenso del 6,91% con respecto al año 2019.

A eso suman los constantes bloqueos que realizan a diferentes sitios web de medios de comunicación que publican informaciones incómodas para el Ejecutivo.

En Cojedes, son muchas las trabas que existen para el ejercicio periodístico. Los vecinos se organizan para buscar a los periodistas y llevarlos a las comunidades y así sortear las dificultas de movilización y de escasez de combustible.

“La conectividad aquí es de terror, la gente casi no puede revisar redes sociales ni páginas de internet”, dijo el comunicador quien es el corresponsal de IPYS en esa entidad. La colectividad prefiere los medios tradicionales, pero sin periódicos todo se complica.

Desde hace unos meses se cuenta con corresponsales de VPI TV, Globovisión y Televén, “pero no tienen la capacidad para llegar a los nueve municipios y “eso invisibiliza y silencia a las comunidades porque, lamentablemente, hay municipios que tienen muchos problemas, la gente tiene muchas cosas que decir, pero no hay cómo porque los periodistas no tienen cómo llegar”.

Carabobo no es la excepción. Solo tres ejemplares de diario La Calle y cinco de Notitarde recibe el quiosco que está en la esquina de la casa de Juan Carlos y la devolución a veces supera el 50 %. Un domingo cualquiera de hace 10 años, la venta era de más de 200 ejemplares de El Carabobeño y hasta 150 de su competencia, Notitarde, relató el dueño del quiosco que sobrevive gracias al inventario de productos importados que exhibe.

Los medios regionales como El Carabobeño que sigue en su versión online, Notitarde, La Calle y otros nativos digitales como Carabobo es Noticia, Noticias Ahora y Noticias 24, envían a sus equipos a cubrir solo las informaciones más importantes, lo que se traduce en una o dos salidas a la semana a labores de reporterismo.

Los corresponsales nacionales e internacionales trabajan en equipo para compartir vehículos, y tratan de hacer varias entrevistas un mismo día para no tener que salir a diario y así sortear los problemas de movilización y combustible.

El mayor inconveniente en Carabobo para el ejercicio del periodismo lo representa la falta de acceso a la información pública. Los medios no son convocados a ruedas de prensa del gobernador, quien ha instaurado un mecanismo de comunicación que se limita a sus publicaciones en sus cuentas de redes sociales que, incluso, son la base de las notas de prensa que redacta la Secretaría de Comunicación e Información de Capitolio.

Tampoco es posible concertar alguna entrevista con un director del gobierno regional. Lo mismo pasa con los 12 alcaldes oficialistas y sus directores. La opacidad es una norma para ellos.

Sin duda, todo ha cambiado. Los medios de comunicación que sobreviven en Aragua, Cojedes y Carabobo hacen lo posible por seguir operando, superando cada nueva traba que se presente para combatir la desinformación. Son batallas diarias en esta guerra en contra de la libertad de expresión que no ha cesado, y esa es parte de las reflexiones que se llevará Juan Carlos en un mes, cuando regrese a España.

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